Desear que a uno se le quiera de la misma manera en que nosotros queremos o como se le quiso a alguien más, es como querer ir contra la gravedad salto con salto, hasta que, pasado el tiempo, tus rodillas se dislocan y ya no puedes seguir saltando más. Lo único que nos queda entonces es reconocer la magnitud de lo que se deseaba y aceptar con una sonrisa que no estamos hechos para volar.

..::Falso profeta::..